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La cabecera municipal de la sindicatura es un lugar de gran historia y valor cultural en el estado, como podemos ver en el apartado propio en la sección de Sindicaturas.
La Iglesia de Imala fue erigida durante la década de 1840, por el párroco Miguel Lacarra, quien terminó sus estudios sacerdotales en el recién terminado seminario de Culiacán. El ministro tenía conocimientos previos de Ingeniería, por lo que él mismo se encargó de la obra, así como, posteriormente, de otros templos de la región.
Ésta construcción se visualiza a unos cuantos kilómetros antes de llegar al poblado. Está construida en ladrillos rojizos y ocres, con sus torres que presentan en lo más alto cúpulas rojas, siendo la más amplia la que cobija al altar y la que en su momento mayor daño tenía por el paso de los siglos.
Tiene un estilo ecléctico, muy propio de la arquitectura decimonónica, que la aleja de las iglesias misionales de la colonia, y la enriquece de múltiples influencias al gusto de su constructor. Los vanos del campanario, al igual que las balaustradas en la parte superior de la nave, tienen un arreglo ojival propio del arte gótico.
La fachada principal es a dos cuerpos y ocho columnas, siendo frente de los flancos del templo con contrafuertes y cornisas decorativas.
El interior originalmente contaba con frescos de elementos geométricos meramente decorativos, que ya casi borrados por el tiempo y la humedad fueron reemplazados por pintura que ayudara a la conservación del inmueble.
A través de una gestión del Gobierno Municipal con la delegación local del INAH, la iglesia fue rehabilitada para su uso, y como testimonio y atractivo histórico en el año 2010, con recursos tripartitas. Así mismo se reparó la pequeña plazoleta alrededor de la parroquia, y se agregaron las letras monumentales con el nombre del poblado, ya en fechas más recientes.
El mayor atractivo del poblado son sus aguas termales. Desde tiempos prehispánicos ha sido un lugar de esparcimiento, y principalmente de sanación.
Las albercas que se encuentran en el balneario están distribuidas en diferentes temperaturas, siendo de 50° centígrados la más caliente, y la primera que recibe el agua directamente de los manantiales, y sucesivamente más templadas según se alejan del venero.
Las hipertermas eran usadas por los mineros que trabajaban en los filones cercanos desde la colonia, al igual que los frailes evangelizadores y demás población indígena y mestiza.
El actual centro fue abierto a mediados del siglo XX para el público en general, donde además de las piscinas, hay áreas verdes, un restaurante, palapas, diversos puestos de alimentos, mesas, instalaciones sanitarias, y recientemente, un temascal y cabañas para estancias largas.
En el pueblo pueden encontrarse diversos productos elaborados por los locales como chorizo, pan, panela, quesos y alfarería
Fuente:
Imala Culiacán, Sin.
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